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miércoles, 8 de octubre de 2025

“Nanopartículas reactivan el cerebro: así revierten el Alzheimer en ratones”

  Revierten el Alzheimer

 Un equipo internacional liderado por el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC, Barcelona) junto con investigadores del West China Hospital (Universidad de Sichuan, China) ha logrado un avance prometedor: revertir la progresión del Alzheimer en ratones mediante el uso de nanopartículas especiales.  

Qué hicieron y cómo funciona

  1. En lugar de emplear nanopartículas solo como transportadoras de fármacos, los investigadores diseñaron nanopartículas “supramoleculares” que actúan como agentes terapéuticos por sí mismas

    El objetivo no fue atacar directamente las neuronas, sino reparar la función de la barrera hematoencefálica (BBB, o “blood-brain barrier”), restaurando su capacidad de “limpiar” el cerebro del exceso de proteínas tóxicas.  

    En ratones modificados genéticamente para desarrollar Alzheimer, bastaron solo 3 dosis de estas nanopartículas. A la hora tras la inyección, se observó una reducción de entre 50 % y 60 % de la proteína β-amiloide (Aβ) dentro del cerebro.

    En un experimento de largo plazo, ratones de 12 meses (equivalente aproximado a un humano de 60 años) fueron tratados, y seis meses después mostraron recuperación cognitiva casi completa, con comportamientos semejantes a ratones sanos

    La hipótesis central es que estas nanopartículas logran “activar” un mecanismo de retroalimentación: al restaurar la función vascular y de limpieza cerebral, el sistema cerebral empieza a despejar residuos tóxicos por sí mismo — lo que podría fomentar la recuperación general.

    Qué significa (y qué no significa)

  2. Es un avance muy prometedor porque propone una estrategia distinta: no atacar neuronas dañadas, sino activar el sistema de limpieza del cerebro.

  3. Pero ojo: esto solo ha sido probado en ratones. No se ha demostrado aún en humanos, donde las complejidades del cerebro, la variabilidad genética, los efectos secundarios, las dosis seguras y otros factores podrían cambiar radicalmente los resultados.

  4. Aún faltan estudios de toxicidad a largo plazo, seguridad, escalabilidad del tratamiento, estabilidad, biodistribución en humanos, efectos colaterales, etc.

  5. Los medios tienden a simplificarlo como “cura” — pero aún estamos en fase preclínica. El siguiente paso lógico sería probar en modelos más grandes (cerdos, primates) y luego ensayos clínicos en humanos.

  6.  


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