Nanoestructuras de alto rendimiento
En lugar de depender de grandes instalaciones solares, el equipo se sumergió en el nanocosmos, empleando nanoestructuras de oro y otros metales a escala molecular para capturar y convertir la luz solar en electrones de alta energía. Estas nanoestructuras actúan como superlentes a nivel molecular, permitiendo a las partículas de oro concentrar la energía solar de manera excepcional. Además, la disposición ordenada de partículas de oro crea "puntos calientes" que facilitan la colocación estratégica de nanopartículas de platino, mejorando así la absorción de luz solar y potenciando las reacciones químicas, en particular la conversión de ácido fórmico en hidrógeno.
Este revolucionario vidrio ha alcanzado un récord mundial al lograr una tasa de producción de hidrógeno de 139 milimoles por hora y por gramo de catalizador. Este logro es significativo en el contexto de la transición energética, ya que el hidrógeno es un componente crucial y su producción sostenible mediante la energía solar podría marcar un hito en la búsqueda de fuentes de energía más limpias y renovables. Además, el desarrollo patentado por los investigadores tiene el potencial de aplicarse en otras reacciones, como la conversión de dióxido de carbono en sustancias aprovechables, ofreciendo nuevas perspectivas para una producción de energía más verde y sostenible.
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